“TRAS LA PARED” es una película que podéis encontrar en Netflix, y que a mi modo ver os puede ayudar a pasar un buen rato.
Se trata de una película francesa del 2.015, que podríamos encuadrar en el género “chica conoce chico”, una comedia romántica de manual; pero que plantea de una forma al menos peculiar y original el encuentro de los dos protagonistas de la historia.
Los dos personajes viven en apartamentos contiguos, y es el tabique divisorio entre ambos apartamentos el que da sentido a la historia, tabique escasamente insonorizado y que en consecuencia poco o nada ayuda a la intimidad de ambos en su propia vivienda, bien al contrario, les ofrece la posibilidad de dialogar y discutir con suma facilidad sin la necesidad de verse, desconociendo los dos personajes cual es el aspecto físico del otro.
Y hasta aquí puedo leer, el resto de esta pequeña historia lo deberéis descubrir visionando la película.
A mi parecer, la cinta es un buen exponente de cine francés, un rodaje de bajo presupuesto, cosa que es de agradecer. A estas alturas de la fiesta personalmente huyo como alma que lleva el diablo de las grandes producciones, en la que el protagonismo se cede a un sinfín de efectos especiales y a persecuciones de toda índole que por reiterativas acaban por aburrir.
Como buen cine francés el guión es simple y enmarcado en lo cotidiano, un guión que huye de confundir al espectador, y que en ningún momento se enzarza en complejidades narrativas que obliguen a que alguien nos tenga que explicar o aclarar lo que hemos visto.
Se limitan a contarnos una historia con vocación de ser entendida, que de eso creo que va esto del cine, de contar historias, todo lo que no sea eso no puedo ni quiero clasificarlo como buen cine.
Sin duda, no estamos ante una obra maestra, ni siquiera ante una gran película, pero si ante una película correcta que entretiene y deja buenas sensaciones, que no es poca cosa.
Por último una reflexión personal.
En cierto momento del relato, los protagonistas llegan al convencimiento de que la mejor forma de preservar su relación es seguir ignorando cómo son físicamente, ese tabique separador, ese no conocerse físicamente pero compatible con una comunicación fluida me hizo pensar en las redes sociales, en las que se establecen relaciones con personas a los que nunca has visto y seguramente nunca verás, pero que no dejan de ser en ningún caso relaciones reales, y en muchos casos enriquecedoras.
Por otro lado, quién no se ha preguntado en alguna ocasión cómo cambiaría su relación con alguien concreto, a quien ha conocido en las redes sociales, en el supuesto de que esa relación diera el salto a eso que algunos llaman desvirtualización.