«Es una serie sobre mujeres, que debiera ver todo hombre, mantiene un nivel de suspense bien sostenido y nos regala una banda sonora excelente».
He de reconocer que la serie en su arranque me pareció poco atrayente, y he de reconocer también ese error de apreciación inicial; lo cierto es que a medida que la serie avanza, su guión se va haciendo cada vez más atractivo gracias a que está repleto de diálogos y situaciones de mucho calado.
Por un lado un homicidio que el espectador sabe que se ha cometido desde la primera escena, pero con la peculiaridad de que hasta el final no se sabrá quién es la víctima, por otro un grupo de mujeres que inicialmente pueden parecernos superficiales pero que nos van descubriendo capítulo a capítulo su complejidad, estos son los pilares sobre los que pivota el guión.
Estamos ante personajes de clase alta, viviendo en un hábitat privilegiado y acomodados económicamente, pero eso es tan solo el decorado, es tan solo el paisaje por donde esos personajes se mueven, sin embargo lo que se nos cuenta podría ser igualmente válido con cualquier otro decorado.
La serie gira alrededor de tres mujeres, Nicole Kidman, la mujer perfecta con un aparente perfecto matrimonio, como siempre impecable en su interpretación, Shailene Wooddley, una joven madre soltera, y Reese Whiterpoon, dando vida a una mujer con la dudosa habilidad de protagonizar todos los conflictos que acontecen en su entorno. Los lazos que entre ellas se establecen son parte fundamental de la historia que se nos relata.
Es una serie sobre mujeres, que debiera ver todo hombre, mantiene un nivel de suspense bien sostenido y nos regala una banda sonora excelente. Cabe elogiar la sinceridad y crudeza con que trata temas espinosos tales como la infidelidad, el desgaste de la vida en pareja o la violencia de género, no olvida tampoco hablarnos de los miedos e inseguridades con que todos cargamos en nuestras relaciones y de las relaciones en ocasiones complicadas con nuestros hijos, todas estas cuestiones dan lugar en la serie a diálogos y escenas que son verdaderas joyas.
El guión está trufado de testimonios de terceros que juzgan, critican o valoran las vidas de los protagonistas, y que nos muestran la frívola facilidad con que normalmente opinamos de las vidas de los demás, haciéndolo en los más de los casos con una ligereza imperdonable.
Creo que el último capitulo es absolutamente redondo, en él confluyen las distintas tramas que se han ido planteando a lo largo del guión, tramas que son resueltas y cerradas de forma coherente, finalizando la serie con unas sugerentes imágenes en que todas las mujeres protagonistas se nos muestran juntas en un marco de tranquilidad y libertad, unidas íntimamente por un secreto, por su secreto.
Big Little Lies no nos permite el papel de espectadores pasivos, bien al contrario nos interpela sobre nuestras grandes y pequeñas mentiras en lo que a nuestras relaciones de pareja se refiere, de alguna manera nos obliga a realizar nuestro propio autoexamen, del que tal vez no salgamos con la mejor nota.
Pero sobre todo la serie nos habla de mujeres, y de la hermandad que entre ellas se genera cuando al margen de sus diferencias son injustamente maltratadas de una forma u otra.