«…lo realmente aterrador es que la maldad, sea cual sea su origen o causa, habita entre nosotros, habita en la mente de seres humanos como nosotros, y tan solo espera agazapada su momento para manifestarse».
Miniserie de seis capítulos que podéis visionar en Netflix. No es serie de producción propia, es una miniserie francesa que en su momento emitió el canal TF1; encabeza el reparto una siempre elegante y maravillosa Carole Bouquet que, aún a pesar de interpretar a una psicópata asesina, acaba por encandilar al espectador.
Lo mejor que se puede decir de ”La Mantis” es que la serie funciona, es capaz de mantener a lo largo de la narración al espectador en un nivel más que aceptable de interés gracias a un guión bien construido. La trama arranca con una serie de asesinatos que replican con exactitud cartesiana a otros acontecidos veinticinco años antes, y cuya culpable se encuentra encarcelada, a partir de ahí se construye un relato bien trenzado.
La serie en mi opinión está cuidadosamente fotografiada, una fotografía fría y gris, incluso triste en coherencia con lo narrado, y me atrevería a decir que muchas tomas son realmente bellas por la forma en que están iluminadas y fotografiadas. En cuanto a los actores su trabajo es correcto y creíble, pero como uno tiene sus debilidades he de decir que la Bouquet en su papel de mujer fría, silenciosa e indescifrable está brillante, y aunque pueda parecer una blasfemia no falta quien por momentos asegure que le ha hecho recordar a psicópatas de leyenda como Hanníbal Lecter.
Desconozco, como en cualquier otra serie, la última intención de sus creadores, normalmente me interesan más las sensaciones que en mí se producen al visionar una serie concreta, y en “La Mantis” mi sensación es que tiene una carga freudiana tal vez excesiva, lo que no impide que ayude a reflexionar sobre asuntos de calado como son el abuso sexual a menores o la siempre tentadora, aunque sin duda rechazable, tendencia del ser humano a tomarse la justicia por su mano.
“La Mantis” también nos habla de vínculos familiares, de su complejidad y de su capacidad para imponerse o reconstruirse incluso en situaciones o escenarios nada propicios para ello, de ahí que la serie se desarrolle en dos líneas claramente diferenciadas, la investigación policial por un lado y la trayectoria personal y familiar de sus protagonistas por otro, logrando entre ambas líneas un entrelazado perfectamente equilibrado.
Pero a mi modesto entender, lo sustancial de la serie, aquello que causa desazón y produce inquietud, es el tratamiento que da a la figura del psicópata, aunque si bien nunca trata ni intenta justificar sus acciones lo que sí hace es presentárnoslo como lo que es, un ser humano.
Habitualmente cuando nos encontramos ante hechos repugnantes e incomprensibles para cualquier mente sana, cuando nos encontramos con la obra de un psicópata violento, nos defendemos mentalmente deshumanizándolo y en consecuencia calificándolo de monstruo, pero lo aterrador, lo realmente aterrador es que la maldad, sea cual sea su origen o causa, habita entre nosotros, habita en la mente de seres humanos como nosotros, y tan solo espera agazapada su momento para manifestarse.