La izquierda conservadora, el centro progresista (ampliado). Por Miguel Cornejo @MiguelCornejoSE

«La solución de la izquierda es subvencionar más a unos grupos de interés que viven de ser intermediarios entre el Estado y la ciudadanía, no de proporcionar soluciones reales. Y si no queda dinero, desenterramos a Franco o agitamos banderas para movilizar a nuestros seguidores».

Cualquiera que vea el mapa político europeo hoy verá una nota común: la caída, y casi desaparición, de los partidos de la vieja socialdemocracia, y la aparición de opciones populistas que entroncan con el socialismo más añejo.

La socialdemocracia se edificó sobre la defensa del Estado del Bienestar (algo compartido con todos los partidos centristas del continente), la prestación de sus servicios por el Estado, el papel tutelar de éste en la sociedad y el impulso de los sindicatos. Con el tiempo, en España eso se ha traducido en la defensa de que el dinero público sólo se puede gastar a través de empleados públicos (en sanidad, en educación…) aunque no sea lo más efectivo ni lo más eficiente. Se ha traducido en la defensa de privilegios para los que tienen trabajo frente a los excluidos del mercado laboral. Se ha traducido en acomodamiento con los nacionalismos que buscan crear privilegios para diferentes grupos.

La socialdemocracia ha acabado creando administraciones públicas que no dejan de crecer, que en tiempo de crisis recortan el gasto en los ciudadanos más que en sus propios empleados. Administraciones que acaban defendiendo los intereses de grupos de presión (sindicatos de clase, por ejemplo) por encima del bien común. Que acaban perdiendo de vista que para poder repartir hay que crear, y con ello poniendo en peligro la economía cada vez que tocan poder. Ha fomentado una ética paralela, la “corrección política”, y la ha puesto por encima de los cimientos de la democracia, dictando leyes que ponen en cuestión la presunción de inocencia, la igualdad de todos ante la ley, o la libertad de opinión de los que no la comparten.

Pero sobre todo, la socialdemocracia ha fracasado. La última crisis dejó al descubierto desigualdades económicas, problemas sociales enquistados, falta de oportunidades, que los de la “izquierda” (socialdemócrata o no), pese a haber gobernado, no han sabido resolver. 40 años de PSOE en Andalucía son hasta demasiada prueba.

El populismo es la respuesta mágica: pensar que si deseo con fuerza una solución se convertirá en realidad. Los Reyes Magos me traerán un salario mínimo mucho mayor sin afectar al paro. Los inmigrantes se integrarán solos sin que tenga que poner un marco legal coherente. Las pensiones subirán sin que las haya cotizado nadie. Sin pararse a pensar en que los Reyes no existen y son los mismos trabajadores los que tienen que pagar toda esa magia. Todo eso se puede lograr, pero requiere mucho trabajo y mucho realismo, no agitar una varita, o una coleta.

Lo peor es que los líderes de esa “nueva izquierda” populista saben perfectamente que venden humo y prometen imposibles. Lo han visto en cabeza ajena, en Tsipras sin ir más lejos (y no sería difícil). Cuando tienen oportunidad repiten los vicios de los partidos establecidos. Es inevitable concluir que para esa izquierda el populismo no es un credo ni un programa sino solamente un método para alcanzar el poder (y el chalet) a lomos del desencanto social.

Para ello reclutan a los activismos profesionales, las burocracias de la «sociedad civil” creadas por la socialdemocracia para defender los valores de su corrección política. Los adalides del feminismo discriminatorio, de la inmigración indiscriminada, de los “sindicatos” de manteros, del género subjetivo. Todos ellos (y más) han desarrollado industrias de asesoramiento y promoción, alimentadas por subvenciones públicas, que tienen su propia inercia mucho más allá de la causa que defienden. Maquinarias que el populismo alista para lograr movilizaciones callejeras y sobre todo para apropiarse de las banderas “progresistas” que les dio la socialdemocracia.

Este tejido “social” subvencionado (y no la sociedad real) son los que defiende el populismo de izquierdas, los que les llevan a plantear y defender barbaridades como SKOLAE en Navarra. Están reproduciendo los vicios de la socialdemocracia con colectivos diferentes.

Este tema daría para un libro, y seguramente lo ha escrito alguien. Pero prosigamos.

La izquierda actual ha perdido de vista los valores progresistas de solidaridad, igualdad ante la ley e igualdad de oportunidades. Ha caído en manos de grupos que ni representan ni benefician a los intereses de los desfavorecidos ni de los trabajadores. En su defensa de derechos especiales y rentas (llámalas subvenciones) para sus grupos de interés, son lo contrario de lo que dicen ser. Miran al pasado y protegen privilegios. Son conservadores en el peor sentido.

La sociedad española tiene retos sociales de verdad. Tiene un paro de más del doble de la media europea. Tiene una población dependiente cada vez mayor (desde rentas garantizadas a pensiones o dependencia propiamente dicha). Tiene un problema de integración de inmigrantes, por no mencionar el de la inmigración ilegal (que no es lo mismo que los refugiados). Tiene un problema de educación fraccionada que perjudica a los alumnos de familia castellanoparlante (por no hablar de otros). Tiene nacionalismo fabricándose cotos privados de empleo en varias comunidades, aunque esto perjudique al servicio y a los trabajadores. Tiene una legislación sobre adopción que condena a miles de niños a no tener familia real, y una legislación sobre la gestación subrogada que aprobarían los curas irlandeses. Tiene un problema de delincuencia agravado por la estigmatización de la prostitución, la despenalización práctica de la okupación, o la costumbre de algunos alcaldes de no hacer aplicar la ley donde no les gusta.

La solución de la izquierda es subvencionar más a unos grupos de interés que viven de ser intermediarios entre el Estado y la ciudadanía, no de proporcionar soluciones reales. Y si no queda dinero, desenterramos a Franco o agitamos banderas para movilizar a nuestros seguidores.

Pero ser progresista no es como ser de un equipo de fútbol, gane o pierda. Ser progresista no es decir «soy de izquierdas”, ponerse camisetas del Che o identificarse con la bandera republicana. No es repetir dogmas o quemar más dinero insistiendo en soluciones que no funcionan, sólo porque las administran amigos nuestros. Es buscar el cambio hacia una sociedad más justa y solidaria. Es atreverse a probar cosas nuevas.

Hay un centro nuevo que no se preocupa de banderas de izquierdas o derechas, sino de los valores que importan y las soluciones que funcionan. Que se abre a ideas nuevas para resolver los problemas de las personas, y no los de las burocracias. Que no discrimina a nadie.

A la izquierda conservadora le gusta decir que ese centro es derecha o ultraderecha. Aunque haya planteado la mejor ley contra los desahucios. Aunque haya conseguido el derecho de voto para los discapacitados. Aunque la renta complementaria, el contrato único o la mochila austríaca sean propuestas suyas. Aunque la regeneración democrática para eliminar privilegios sólo la defienda ya ese centro. Quieren hacer creer que no hay más progresistas que ellos, con sus políticas fósiles y sus grupos de interés.

Les sugiero que miren bien lo que propone y lo que hace el liberalismo progresista, el centro moderno. Vayan a la fuente, al programa y a las iniciativas legislativas que plantean. Vean quién defiende la equidad y la igualdad, con sentido común y con ideas nuevas. Igual se sorprenden.

Anuncio publicitario

Autor: carmenalvarezvela

Abrí este blog para hablar de España y conforme ha pasado el tiempo, algunos amigos mucho más cualificados que yo colaboran para expresar nuestra común preocupación por los males que nos aquejan como nación. Otros participan escribiendo sobre música, cine, literatura, historia ... Debería cambiar el nombre del blog, "No me resigno", como mínimo por "No nos resignamos", ya veremos. Mi amigo Emmanuel M. Alcocer me dijo una vez que el peor error es el error de perderlo todo por no haber hecho nada. Pues ahí estamos, intentando hacer algo.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: