Hoy es de esos días en los que escuchar la radio o leer las noticias me está poniendo de mal humor. Creo que desde que anoche escuché a la nueva estrella socialista del yo me lo guiso, el PSOE se lo come y España se indigesta, la Sra. Mendía, ya mi talante empezó a cambiar. Iba a decir que no daba crédito pero sí, lo daba. Después de que el otro día viera una foto suya reunida con Arnaldo Otegui me creo todo. De hecho, buscar en el fondo de la noticia pensando que las cosas no son lo que parecen, es sencillamente inútil. Últimamente son bastante peor de lo que parecen.
Por eso discúlpenme, pero estoy escribiendo esta entrada en el blog a modo terapéutico. Si con ello me ahorro unos cuantos valiums, bienvenida sea. Háganse cargo se lo ruego. Hace un rato he empezado a escribir tuits de forma compulsiva, enumerando la cantidad de cosas que me tienen harta y los ciento cuarenta caracteres no dan para nada en esta España nuestra.
Pues bien, necesito decir que estoy absolutamente en contra del concierto económico en el País Vasco y de los derechos forales navarros porque no tienen ningún sentido en el siglo XXI. Más cuando vivimos tiempos en los que a los políticos no se les cae de la boca la palabra «igualdad». Es lo más injusto, insolidario y anacrónico que pueda existir.
Estoy cansada de oír hablar de la España diversa y plural. Dicho esto con mucho énfasis. Como si un gaditano viera a un gallego como un marciano y su convivencia fuera imposible, porque la singularidad de cada uno es tan evidente y profunda que no pueden regirse por las mismas leyes. Sencillamente, viven realidades diferentes.
Pluralidad, singularidad, diversidad, plurinacionalidad, derecho a decidir de los pueblos, hecho diferencial, idiosincrasia, nacionalidades históricas … ¡Esto es agotador! ¡Somos un país pequeño, es imposible que seamos tan distintos!
Lo peor de todo es que este lenguaje y esta visión de las cosas se ha impuesto irremediablemente. Todos o casi todos han tragado, unos en mayor medida que otros, pero todos han cedido a la dictadura de lo políticamente correcto. Parece que los partidos políticos van cayendo al foso de la estupidez nacional sin remedio. El PSOE todavía no ha tocado fondo pero se mantiene agarrado a una frágil ramita que sobresale de la pared del precipicio, como en los dibujos animados. Y ayer la Sra. Mendía quebró más la rama. ¡Enhorabuena Idoia! El Sr.Zapatero debe de estar muy orgulloso de su gran obra. Su concepto de nación discutida y discutible ya no se discute, simplemente España como nación política no existe. Se acabó la discusión. Ha sido sustituida por naciones pequeñas pero milenarias basadas en el mito, la mentira, la manipulación, la injusticia, la insolidaridad y el aplastamiento -en algunos casos mediante la violencia y el exilio forzado y en otros por el aislamiento social- de los no creyentes.
Mientras tanto, miremos para otro lado, no nos vayan a señalar de fachas, fascistas y esas cosas tan bonitas que nos dicen en las redes sociales. No seamos radicales. A los que piensan esto les pregunto: ¿cómo se sentiría si en su pueblo o ciudad usted no pudiera hablar de política con normalidad o educar a su hijo en español?
Lo diré una y mil veces. Cuando hablamos de amenaza a España estamos hablando de amenaza a la democracia, a las leyes que nos hemos dado todos. Si permitimos que por razones políticas se conculque la legalidad estamos tolerando que se destruya la convivencia.